Por Erika Segales
En plena carrera electoral, los planes de gobierno de los aspirantes que aspiran a la silla presidencial ignoran los grandes desafíos internacionales que enfrenta Bolivia y carecen de propuestas sólidas en materia de política exterior, advierte un análisis del Laboratorio de Análisis de Políticas de Relaciones Internacionales y Diplomacia (Laprid), una organización sin fines de lucro.
“Nosotros realizamos este trabajo porque ninguno de los diez candidatos tiene un plan en relaciones internacionales, y por la situación económica que atraviesa el país evidentemente vamos a tener que actuar a través de acuerdos, de convenios, para poder acceder a todo lo que sería cooperación y de alguna forma también impulsar al país”, manifestó Gabriela Morales Franco, vocal del directorio del la entidad.
Según el estudio de esta instancia, presidida por Ricardo Martínez, entre los temas clave que deberían considerar los candidatos presidenciales están: la restitución de la carrera diplomática y la recuperación de la institucionalidad, hoy debilitada por el uso político de embajadas y consulados, para lo cual se debería abrogar la Ley 465 que introduce el concepto de “personal de confianza y de libre nombramiento” y aprobando una nueva Ley del Servicio Exterior.
Además, se indica que es prioritario ampliar el servicio consular y modificar su asignación presupuestaria, dado que en la región, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia es el que cuenta con menos presupuesto, con Bs 358 millones, equivalente al 0,01 % del Presupuesto General del Estado, así como el menor número de representaciones, con 38 embajadas y 46 consulados, que hacen 84 misiones en el servicio exterior.
El organismo considera que también es importante garantizar la transparencia en la firma de tratados, reinsertarse en mercados globales con seguridad jurídica y apostar por una diplomacia económica que promueva inversiones, exportaciones y alianzas climáticas.
El exembajador de Bolivia ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Jaime Aparicio, considera que es esencial que los aspirantes a la silla presidencial vuelvan la mirada hacia la política exterior, e indica que sin una diplomacia profesional, desideologizada y alineada con los intereses del Estado, gran parte de las promesas electorales serían inviables.
“El tema de las relaciones internacionales es esencial y es bastante sorpresivo que en las campañas electorales no esté en la agenda, que lo hayan ignorado la mayor parte de los candidatos. Si se habla, por ejemplo, de innovar en temas de tecnología, educación, atraer inversiones, acudir al Fondo Monetario, negociar el litio, todo eso requiere acciones internacionales y requiere una diplomacia profesional. Es poco comprensible que nadie hable de recuperar la institucionalidad, tener un servicio exterior comprometido con estas acciones que ayuden a salir de la crisis”, señaló.
En opinión de la ex canciller Karen Longaric, la Cancillería fue utilizada con fines partidarios por los Gobiernos del MAS para gestionar y consolidar alianzas políticas vinculadas a un proyecto internacional de carácter ideológico y para gestionar apoyo internacional en favor de su partido político y encumbrar a sus líderes.
La diplomática remarcó: “Mínimamente, los candidatos deben precisar los temas históricos de interés para Bolivia -como el mar, los ríos y los recursos naturales- así como aquellos alineados al derecho internacional y principios democráticos: derechos humanos, justicia y medio ambiente. También deben priorizar temas que ayudarán a superar la crisis económica, gestionando alianzas para dinamizar el comercio exterior, captar inversión extranjera, gestionar cooperación internacional, tratados de libre comercio y acceder a mecanismos del comercio internacional”.
Por su parte el diplomático de carrera y diputado, Gustavo Aliaga, lamentó que los programas de gobierno de los candidatos ignoren la necesidad de rediseñar la política exterior del país, y señaló que esto demuestra que los partidos políticos no aprendieron nada de las grandes derrotas diplomáticas de Bolivia, como el fallo de La Haya sobre el mar y el caso Silala, que obligan a la política exterior enclavada el tema del mar a dar un “giro copernicano”.
“Nuestra relación vecinal está totalmente rota, solamente con Brasil tenemos una relación aceptable y los programas de los candidatos no dicen nada, es un vacío, una frustración, es la cenicienta institucional, y lamento que sea así porque hay que reconstruir esa agenda de la política exterior. Se ha liberado nuestra agenda del tema marítimo y no nos queda más que reconstruir nuestra agenda vecinal”, apuntó.
Aliaga señaló que el gobierno del MAS no supo cultivar las relaciones internacionales porque prefirió utilizar la diplomacia y los cargos diplomáticos como un premio a la “lealtad partidaria”.
Política exterior ideologizada
De acuerdo con el estudio, durante los últimos 19 años, Bolivia adoptó una política exterior marcadamente ideologizada y alineada con el bloque del “Socialismo del Siglo XXI”, y priorizó relaciones con países como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán, China y Rusia, a expensas de fortalecer vínculos con aliados estratégicos tradicionales y espacios multilaterales clave, el resultado fue un aislamiento progresivo.
La denuncia del convenio del CIADI en 2007, un instrumento clave para brindar seguridad jurídica a inversionistas, afectó la confianza internacional en Bolivia. La falta de garantías, junto a tensiones ideológicas, deterioró las relaciones comerciales y redujo las oportunidades de inversión extranjera directa.
En 2013 se debilitó gravemente la institucionalidad diplomática con la aprobación de la Ley 465 que convirtió al cuerpo diplomático en “personal de confianza”, priorizando la lealtad política sobre los méritos profesionales, lo que se tradujo en una representación exterior poco preparada. Ese mismo año entró en vigencia la Ley 401 que permitió la firma de acuerdos sin ratificación legislativa, bajo la figura de “tratados abreviados”, lo que facilitó la discrecionalidad del Ejecutivo, sin control parlamentario.
Entre los hitos que marcaron la política internacional boliviana en estos años, están las derrotas diplomáticas ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en 2018 por demanda marítima y en 2022 por las aguas del Silala. El informe del Laprid señala que actualmente, no existe una política de prevención de conflictos con Chile con quien se comparten 21 cuencas transfronterizas.
Nueva ley exterior
La entidad enfatizó que, para concretar un cambio de fondo en la política exterior es necesario la aprobación de una nueva Ley del Servicio de Relaciones Exteriores que restituya la institucionalidad y profesionalismo del cuerpo diplomático boliviano, hoy debilitado por la politización.
En ese contexto, la iniciativa plantea abrogar la Ley 465 y propone un anteproyecto de ley con 55 artículos en los que se plantea recuperar la carrera diplomática de mérito, con formación especializada y estabilidad, revitalizar la Academia Diplomática con estándares internacionales, crear un nuevo escalafón y garantizar que las embajadas y consulados estén dirigidos por profesionales idóneos, una política exterior alineada con el desarrollo económico, la cooperación internacional, la defensa de los derechos humanos y la sostenibilidad.
La norma planteada incluye también mecanismos de transparencia en la firma de tratados, eliminando los llamados “tratados abreviados”, y una estrategia para vincular la diplomacia con la atracción de inversiones, el comercio exterior, la transición energética y la promoción de Bolivia en el mundo.
Diagnostico actual
Fronteras. El 49,3% de las fronteras de Bolivia son cuerpos de agua, lo que genera desafíos en la gestión de recursos hídricos.
Comercio. El 75% del comercio exterior boliviano depende del uso de puertos chilenos, principalmente Arica.
Presupuesto. Bolivia tiene el presupuesto más bajo para relaciones exteriores en Sudamérica, equivalente al 0,01% del PGE.