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7 de abril de 2024, 7:28 AM

7 de abril de 2024, 7:28 AM

Un recorrido de más 14.000 km entre el Plan Tres Mil, Moscú y Tomsk. Es lo que ha tenido que hacer Erlan Vásquez Velásquez, el becario boliviano más destacado del programa de tecnología nuclear que el país desarrolla en colaboración con Rusia. Nació en Chuquisaca, pero desde que tiene uso de razón su hogar está en Santa Cruz de la Sierra.

Sus primeros estudios los hizo en la escuelita 7 de Julio, luego pasó a la Unidad Educativa Virgen de Urkupiña, ambos recintos públicos. Luego ingresó a la carrera de Ingeniería Petrolera de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm).

Es tímido, le cuesta hablar sobre sí mismo. Lo suyo son los números, el estudio y la investigación. Tras graduarse como ingeniero petrolero, trabajó cinco años en ese campo, en especial en empresas de servicio en diferentes plantas del país. Después postuló a una beca para estudiar una maestría en Tecnología Nuclear que cursó en Moscú, Rusia, en la Universidad Nacional de Investigación Nuclear (MEPhI) en donde logró ser el mejor estudiante de esa casa de estudios. En diálogo con EL DEBER habló sobre cómo llegó a ese país en donde continúa especializándose en el área de tecnología nuclear.

Vengo del Plan Tres Mil, nací en Chuquisaca, pero de chiquito nos vinimos (con mi familia) a Santa Cruz. Empecé a estudiar ahí en una escuelita que se llama 7 de Julio, después pasé a la escuela Virgen de Urkupiña. Ahí terminé el colegio; posteriormente, estudié en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm).

Estudié Ingeniería Petrolera, porque era el boom en ese momento. Termino mi carrera en la Gabriel, posteriormente trabajo en campos petroleros, de producción y en plantas. Primero, para empresa norteamericana por casi cuatro años.

También trabajé en una empresa argentina que daba servicios a planta de procesamiento de gas. Hasta que apareció la posibilidad de poder tomar una beca, de la Federación Rusa, para poder hacer una maestría.

No tenía mucho conocimiento del área nuclear, pero había escuchado, que se habían firmado unos acuerdos con Rosatom y el Gobierno boliviano.

Empiezo a buscar información en la embajada de Rusia, porque eran ellos los que hacían posible las becas, me postulé, presenté toda la documentación.

Una vez he vencido todo eso, ya nos dieron el visto bueno para que nosotros podamos participar de la maestría. Es así que llego la primera vez a Rusia.

¿Cómo fueron los primeros años en Rusia? ¿Te costó adaptarte?

Dentro de la beca de la Federación Rusa, te dan un año de preparación. En ese año aprendes el idioma, haces física, matemática y todas las materias básicas con tal de que esté preparado para llevar a cabo la maestría.

Ese año fue el más duro. Luego trabajéen la Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN) y vuelvo a postular a otra beca.

Ahora estamos justamente haciendo un curso especializado para -como parte de la capacitación- operar el Reactor de Investigación, que tiene una duración de 18 meses.

¿Cuál es tu objetivo ahora con esta especialidad?

Nuestro objetivo principal ahora es aportar a este proyecto, que se lleve adelante el funcionamiento de esta instalación y con eso aportar al desarrollo del país.

Estamos dando los primeros pasos, tenemos mucho trabajo por hacer, no estamos lejos, por así decir, obviamente Brasil, Argentina y Chile nos llevan más de 40 años de experiencia en esta área. Nosotros tenemos que trabajar duro, creo que ese es ahora nuestro principal objetivo.

Estamos dando un primer paso muy importante. Necesitamos mucho apoyo de las personas.

Ahora hay estudiantes nuevos, que están terminando la carrera, estudiantes que están ingresando a la universidad. Es importante que ellos tengan abierto el panorama, que puedan ingresar a esta área y especializarse.

¿Cuántos campos de aplicación tiene la tecnología nuclear y cuál se aplicará en Bolivia a partir de estas becas?

Están las aplicaciones energéticas y no energéticas.

Las aplicaciones energéticas son las plantas de potencia de generación eléctrica.

Nosotros todavía no estamos en esta área, ahora estamos con un reactor de investigación que es netamente para realizar investigaciones, en diferentes áreas.

En Bolivia, el Reactor de Investigación nos ayudará a formar una base científica para poder aplicar la tecnología nuclear en diferentes ámbitos.

Por ejemplo, en aplicaciones para la agricultura, en las industrias, minería o aplicaciones para la protección del medioambiente, y la salud en la producción de radiofármacos para enfermedades oncológicas.

En Bolivia estamos con las aplicaciones, como le había dicho, netamente para investigación.

Y ese es el principal objetivo del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear, es decir, desarrollar aplicaciones que puedan resolver los problemas de la sociedad. Por ejemplo, el componente del radiador industrial que, por ejemplo, se puede usar para la preservación de alimentos.

El reactor tiene sus aplicaciones; por ejemplo, para el análisis de activación neutrónica que te permite conocer la composición de muestras, que puede ser aplicada, por ejemplo, en el área minera.

También se puede aplicar en el medioambiente. Incluso, por ejemplo, la producción de algunos radioisótopos que te permitan hacer investigación en la agricultura para mejorar las semillas.

¿Qué tan importante ha sido ser el mejor alumno? ¿el más destacado de la maestría?

La verdad que me siento muy contento por estar, por formar parte del equipo. Pero todavía no me hago a la idea, todavía sigo caminando hacia adelante.

Personalmente, he avanzado bastante y eso me alegra mucho.

Ahora estás en la Universidad Tomsk ¿Cómo es esta nueva experiencia para vos?

Vamos (junto con otros 14 becarios) a estar un año en Tomsk, capacitándonos, y posteriormente, seis meses en Bolivia, continuaremos con la capacitación, pero en el sitio (en el reactor).

Es decir, conjuntamente con la puesta del reactor de investigación, nosotros nos capacitaremos para poder operar este equipo.

Empezamos temprano y terminamos tarde, ese es el pan de cada día. Por ejemplo, comenzamos a las 8 de la mañana y terminamos a las 6 de la tarde, dependiendo del programa semanal que nos pasan en la universidad. Luego llegamos a casa, comemos algo, hacemos la tarea y nos prepararnos para el siguiente día.

Tenemos un sistema tipo modular, terminamos el módulo y empieza inmediatamente otro.

Entonces, tenemos todo el cronograma bien copado y las horas saturadas, pero trato de hablar siempre con mi familia, con mis padres con quienes hablo cada dos o tres días.



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