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12 de mayo de 2024, 17:03 PM

12 de mayo de 2024, 17:03 PM

Éricka Cuéllar (42) se alejó de las pasarelas y de los reflectores, y lo hizo por el sentimiento más puro que una madre pueda dar, y se llama amor. Su pequeño Alonso (3) nació con una enfermedad congénita, que puso a prueba su fortaleza para aferrarse de la mano de Dios, y Él demostró que su fe es sobrenatural.

Batalló por años, lejos de su familia y de su país, pero lo consiguió. Todo el esfuerzo valió la pena, y su niño ahora es un milagro del Señor, él ahora disfruta de una vida normal, y solo espera su última cirugía, para mirar al cielo y decir lo logramos.

_¿Se considera una madre guerrera?

Me considero una madre que ama, y como toda madre que ama a sus hijos, estoy dispuesta a luchar de la mano de Dios todas las batallas.

_Dejó todo por su hijo…

La vida de mi hijo Alonso es el testimonio más grande y más fuerte

que ha sucedido en mi vida. Testimonio del poder de Dios, y a la vez testimonio vivo de todo lo que uno puede superar, sus mayores miedos y debilidades, por la vida de un hijo. Esta etapa de mi vida, la de madre de dos niñas y un niño en enfermedad, fase de recuperación y rehabilitación demandó de todo mi tiempo, en pensamientos, emociones y acciones. Tuve que involucrarme y aprender oficios que nunca habían estado en mis planes, como el hacer de enfermera, de cocinera de comida saludable, traductora para los médicos, en fin, el haber dejado todo por esa situación, me ha hecho más fuerte y capaz en todo sentido, pero sobre todo ha reforzado mi fe en Dios.

_¿Qué tiene su niño?

Alonso nació con una enfermedad congénita en el intestino grueso, enfermedad de Hirschprung, también conocida como megacolon congénito; uno de cada 5.000 niños nace con esta patología, pero uno en 1 millón nace con la severidad de la enfermedad como en Alonso.

En su primer mes de nacido, le tuvieron que extraer todo su intestino grueso y la última parte del delgado. Luego de esta operación Alonso queda con un intestino corto y una ileostomía en fase de rehabilitación; es decir, él tiene una bolsita en la que se recolectan sus heces y hacemos un cambio de bolsa a diario.

_¿Cuántas veces ha pasado por el quirófano?

Hasta el momento Alonso ha sido intervenido quirúrgicamente nueve veces, con muchas complicaciones e internaciones, ya que su patología y severidad, son de muy baja incidencia y los médicos no tienen la experiencia suficiente. A pesar de ello, ha superado cada situación de manera milagrosa y actualmente él es un niño de tres años con un crecimiento completamente normal y capaz de realizar todas las actividades de un niño de su edad. Es un milagro lleno de vida, energía, picardías y mucho amor. Los médicos, la medicina y los tratamientos fueron instrumentos para que se cumpla en él la voluntad de Dios.

Ahora, solo nos queda esperar que Alonso sea operado para unir su intestino a la salida natural, según la recomendación de los médicos especialistas en problemas colorrectales que ahora siguen su tratamiento, esta intervención podrá ser realizada pasados sus cuatro años.

_Pudieron salir adelante juntos..

Juntos, venciendo muchas dificultades y pruebas, en medio de toda la incertidumbre de la enfermedad, el diagnóstico incierto. Tuvimos que vencer la separación, sobre todo mis hijas de su mamá y eso también hizo mucho más difícil todo; ya que Alonso estuvo internado en terapia intensiva acá hasta cumplir un mes. Luego viajamos a Brasil en tiempos de pandemia, fue diagnosticado e intervenido en el país vecino, por lo que tuvimos que trasladarnos a enfrentar esta situación juntos, en dos etapas con internaciones en terapia por un total de seis meses.

_¿Ya pasó lo peor?

Sí, hace un año que vivimos una etapa de calma y paz, celebramos el año sin internación en clínica, celebramos cada paso logrado, cada gol que mete, cada clase de natación, cada momento que vivimos junto a él, son momentos en los que miro al cielo y digo gracias. Aún nos falta, creemos que será el último paso, la cirugía para su unión, y está será realizada por un equipo de médicos especializados en esta enfermedad y con mucha experiencia en México.

_¿Su apoyo en esos momentos difíciles?

Dios, todos los momentos en los que en mi vida he buscado estar cerca de Dios, siento que es una sumatoria de hechos y aprendizajes que me ayudaron a vivir esta situación de la manera más fuerte, porque todo lo puse en sus manos. Hubo momentos de mucho miedo en los que de rodillas temblaba, pero mirándolo y entregándoselo todo a Dios.

_Se aferró a Dios…

Completamente, a Dios en todas las formas posibles, en prédicas, en adoración al Santísimo, en novenas a la Virgen, en oración con Ricky Penman, Fray Rafael y hermanos de la comunidad que oraban por nosotros en cada situación, viviendo misas por televisión y Dios se encargó de mostrarme en cada paso y a través de personas que Él estaba presente y pendiente de todo.

_¿Cree que fue una prueba del Señor?

No, yo creo que Dios no nos pone pruebas, sí creo que nos ayuda a superarlas, solo con Él las superamos. La enfermedad no es una prueba de fe, Él no necesita probarnos, pero sí necesitamos de la fe en Él para sanarnos.



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