A un mes de las elecciones generales en Bolivia, el escenario político sigue marcado por la fragmentación, el desgaste de los partidos tradicionales y la incertidumbre sobre quién logrará conectar con un electorado cada vez más escéptico. En este contexto, conversamos con Jaime Durán Barba, uno de los consultores políticos más influyentes de América Latina, conocido por su rol clave en campañas presidenciales como las de Lenin Moreno y Guillermo Lasso en Ecuador, y Mauricio Macri en Argentina.
-A poco más de un mes de las elecciones del 17 de agosto, ¿cómo observa el panorama político en Bolivia?
Cada país tiene sus particularidades, pero también similitudes. He trabajado con mi socio Santiago Nieto en varios países: México, Argentina, Ecuador, Brasil. Y hay líneas generales. Por ejemplo, el experimento del socialismo del siglo XXI está colapsando en todos los países donde surgió: Correa, Cristina, Evo. Todos dejaron el poder a un sucesor cercano -Lenín Moreno, Fernández, Arce- y el plan les salió mal. Los nuevos presidentes, al llegar, se creen elegidos por méritos propios, rompen con sus padrinos, y allí empieza la crisis.
-¿Qué otros factores están afectando a la política actual?
Vivimos una revolución tecnológica alucinante. En los últimos 10 años, el mundo cambió más que en toda la historia anterior. No solo cambian los objetos -nadie usa máquinas de escribir ni casetes-, también cambian nuestras relaciones humanas. Hoy todo es efímero: parejas, computadoras, partidos. Cambiamos todo.
-¿Estamos en una era descartable, incluso en política?
Sí. Todo es descartable. Y no vamos a volver a lo anterior. La política también cambió, pero muchos políticos no lo entienden. Aún creen que gana el mejor programa de gobierno. Nadie los lee. Hoy gana la persona y lo que transmite. Vivimos en la civilización del espectáculo.
-¿Qué quiere decir con eso?
Que lo que importa es el show, no el contenido. Trump ganó no por su plan de gobierno—no sé si tenía uno—, sino porque hizo bromas racistas, se disfrazó de basurero, frió papas en McDonald’s. Eso conectó con sus votantes: obreros racistas de estados sin haitianos. Era una burla grosera, pero efectiva. La política se volvió entretenimiento.
-¿Qué hay del caso argentino? ¿Milei encaja en esa lógica?
Perfectamente. Milei es un espectáculo: grita, baila, se presenta como un león, tiene un elfo en su círculo íntimo. Eso capta atención. Lo vi lanzar su libro en el Luna Park: tiró el sobretodo, gritó, se rió. Cuando habló de economía, cambié de canal. No importaba. Lo que importa es que es distinto, rompe los moldes.
-¿Y el contenido económico que difunde no cuenta?
Claro que tiene ideas. Es economista, estudió, da clases. Pero eso no es lo que lo conecta con el electorado. Lo que vende es su originalidad. El votante ya no quiere a un político serio que se peina. De hecho, Milei dijo que no se peina desde los ocho años porque su madre se lo pidió y desde ahí la odia. No se lleva con sus padres. Lo dice abiertamente. En la vieja escuela de Napolitan, donde yo me formé, te decían que nunca insultes a tus familiares. Milei hace lo contrario, y la gente lo aplaude.
-¿Entonces el personaje cuenta más que el proyecto?
Exactamente. Y el currículum antes era un activo. Hoy es un prontuario. Si alguien fue alcalde, gobernador, ministro, la gente desconfía. Prefieren a alguien que no fue nunca nada. Daniel Noboa en Ecuador ganó con 35 años y un equipo de sub-30. Ninguno tenía experiencia. Esa era su fortaleza. Son nuevos. Y eso es lo que busca la gente.
-¿Y en Bolivia? ¿Hay alguien que represente esa novedad?
No. Ese es el problema. Andrónico es joven, pero arrastra la mochila de 20 años del MAS. Arce tiene una imagen muy deteriorada. Evo es visto como responsable de los bloqueos y la escasez. La percepción lo ha dañado. El MAS, sea con Andrónico, con Arce o con Evo, tiene muy pocas posibilidades de llegar a segunda vuelta.
-¿Y del otro lado? ¿Qué tendencias ve?
Hace un año parecía que el MAS y Manfred pasarían a segunda vuelta. Hoy, ambos están fuera. Samuel y Tuto han subido. Tuto ha crecido mucho. Están parejos. Pero el verdadero ganador hoy es el indeciso. No hay un outsider claro. Chi podía haberlo sido, pero lo inhabilitaron. Y esa figura nueva, inesperada, no está.
-¿Cómo se conecta con ese votante indeciso, joven y frustrado?
Hay que entender cómo piensa. Más del 50% del padrón está entre 18 y 45 años. Todos tienen celular. El celular es parte de su cuerpo, como decía Kurzweil. Si pierdes el celular, te quedas sin agenda, sin contactos, sin noticias. Todo está ahí. Y eso cambia cómo se consume información. Ya no hay primicias. Todo se sabe al instante.
-¿Cómo se traduce eso en estrategia electoral?
Hay que usar redes todo el tiempo. Pero más allá del canal, importa el contenido y cómo se lo presenta. La gente pasa los mensajes si no les interesa en cinco segundos. Las imágenes, los silencios, los sonidos, son más importantes que las palabras. Nosotros incluso hicimos campañas sin palabras. Con Francisco de Narváez enfrentamos a Kirchner con una campaña de imágenes, sin diálogo. Eso funcionó.
-¿Qué espera de la nueva encuesta de EL DEBER?
Veremos si confirma las tendencias. Tuto y Samuel están muy cerca. Según la última encuesta que vi, Tuto está dos puntos arriba (en Santa Cruz). Pero el cambio respecto al año pasado es radical. Si el MAS no pasa a segunda vuelta, la campaña debe ser positiva, comparativa, no agresiva.
-¿Entonces, qué diferencia hay entre Tuto y Samuel?
La diferencia la marcará quién logre convencer de que es la alternativa real, positiva y confiable para Bolivia. No basta con ser opositor. Hay que inspirar confianza.
-¿Entre Andrónico, Del Castillo y Eva Copa?
No hay diferencia significativa. Son parte de un proyecto que ya no conecta con la gente. El MAS es visto como un ciclo cerrado. Lo mismo Cristina en Argentina o Correa en Ecuador. Todo eso ya pasó. Ahora la gente quiere futuro, no pasado.
-¿Por qué no pudo sostenerse Macri en el poder?
Macri fue el primer presidente no peronista que terminó su mandato en un siglo. Ganó la ciudad de Buenos Aires, fue reelecto, y su gestión urbana fue su plataforma. Pero luego vinieron problemas, como la crisis de la libra turca, y perdió por poco. Después no logró mantener sus equipos ni la estrategia, y apareció Milei.
-¿Y ustedes como consultores? ¿Hasta dónde llegan?
Nosotros asesoramos en comunicación, durante la campaña y en el gobierno, pero el que decide es el presidente. Si quiere hacer la guerra con Brasil, es su problema. Nosotros medimos consecuencias. Pero la línea estratégica la marca el líder. Lo que está claro es que el elector actual quiere algo nuevo. Y si no lo ve, no vota o vota por el menos viejo de los viejos.
PERFIL
Reconocido
Jaime Rolando Durán Barba (5 de diciembre de 1947) es uno de los pioneros de la consultoría política en América Latina.
Relevante
Fundó la encuestadora Informe Confidencial, que prestó asesoramiento a líderes en varios países desde 1980.
Actividades
Es profesor en la George Washington University, columnista en Perfil y autor de libros como El Arte de ganar (2011).